11+2 Orfebrería y naturaleza
Josefina Núñez
Desde el sábado 2 de noviembre hasta
el 20 de diciembre, en la sala G-12 del Centro de Arte Los Galpones, se está
presentando la muestra 11+2 Orfebrería y naturaleza, una exposición que
reúne once orfebres y dos ilustradores científicos, gracias a una producción de
Espacio Monitor y Galería de Arte Múltiple.
La naturaleza como fuente inagotable
de formas es el tema en el que coinciden en esta selección, Flor Areinamo, Ana
Mercedes Carvallo, María Angélica Casanova, Ernesto Guevara, Josefina Núñez,
Mary Peña, Teresa Sansón, Mercedes Sergheiev, Lourdes Silva, Yolanda Sucre,
Rafier Vera, Astolfo Mata y Mercedes Madriz. El conjunto de trabajos que se
exhibe proporciona un muestreo del lenguaje y el quehacer de la joya artística,
así como el de la ilustración científica en nuestro país.
No es casual que a comienzos del
siglo XX, las vanguardias abriesen las puertas al oficio de la orfebrería y a
la joya como su objeto, convirtiéndola en un medio expresivo con lenguaje
propio. Estas involuntarias condiciones creadas por Calder (un ingeniero
industrial) y la Bauhaus, desafiaron el hasta entonces milenario lugar de la
joya como objeto precioso, con su función ornamental y su prestigio social.
La resonancia de este giro cobró y
sigue produciendo eco y manifestaciones particulares en Europa y Estados Unidos.
A partir de los sesenta, la joya se aprecia y comprende como otra disciplina de
las artes visuales, aunque todavía se trate por separado y no en los mismos
contextos de estudio y expositivos. Reconectada a la historia de las artes
plásticas, la joya recobra, progresivamente, la tarea tan arcaica como mítica de
colocar sobre el cuerpo fragmentos simbólicos, ideas y signos. De qué y cómo nos
hablan, corresponde a una función, ligada desde siempre, al sentido del arte en
la vida.
A escala portable, el objeto-joya en
la contemporaneidad, parece tener allanado el sendero para tratar los conceptos
que quiera, pero quizás el más difícil y relevante, es el de convertirse en vehículo
de imágenes. Tiene a su disposición los viejos temas universales que, replanteados
bajo la mirada del presente, generan pensamiento, reflexión, belleza. Y le toca
hacerlo, no solo congraciándose con su carga decorativa, sino en tiempos de «efectos
especiales y noticias virales» en los que a menudo pasa desapercibida la vieja facultad
de revelación que el arte puede darnos. Imágenes que conmocionan y encantan sin
por qué, y sin por qué nos consuelan y acompañan. Es a esa condición poética de
la imagen a la que aspira la orfebrería como lo hacen la escritura, la
actuación, la música.
En relación a la forma y la materia, hoy
la joya artística echa mano de recursos artesanales, industriales,
interdisciplinarios. Múltiples e inusitados materiales recrean nuevos
procedimientos que incorporan impensables atributos discursivos y semánticos,
tal como lo hiciera el collage, el ensamblaje, la instalación en su momento, con
respecto a la pintura y la escultura. La joya artística evoca, devela y recrea
la propia plástica humana al ir entre nosotros en silencioso diálogo. Las
reunidas en esta exhibición cuentan historias individuales, por tanto, historias
compartidas.
Igualmente revelador es el oficio de
ilustrador cientifico. Amanuense de lo vivo, de la bio, atiende con
sutil cuidado al retrato inquieto, siempre cambiante de la naturaleza. El
título bajo el cual puede presentarse una colección o un albúm de dibujos, quizá
enuncie: Flora y fauna. Entonces el prejuicio nos puede hacer creer que aquello
que tenemos ante los ojos, lo tenemos visto y sabido.
No obstante, es en la transparencia
de las escamas del pez o en la leve vibración de las plumas del lorito, donde se
asoma la huidiza existencia que el dibujante ha de fijar vivazmente. Fijar
vivazmente en un gesto sobre el papel, en una postura desde la cual es lo
dibujado, ese «otro», quien nos devuelve la mirada.
La siguiente es una lección que puede
acompañarnos y no solo a salas de exposiciones. «Cuanto vemos en la vida normal
sufre en mayor o menor medida la deformación inducida por los hábitos
adquiridos (…) por la inundación de imágenes ya hechas, que vienen a
constituir, en el ámbito de la visión, lo mismo que los prejuicios en el de la
inteligencia. El esfuerzo necesario para desprenderse de ellas exige una
especie de coraje, indispensable en el artista, que tiene que ver las cosas
como si lo hiciera por primera vez: hay que ver toda la vida como en la
infancia. La pérdida de esta posibilidad priva de la de expresarse de una
manera original, es decir, personal»¹. Este ejercicio abarca, sin duda, al espectador,
parte indispensable en la realización de la mirada que tenemos del mundo.
11+2 Orfebrería y naturaleza constituye entonces una breve ocasión de asomarnos a
una fuente de imágenes y sorprendernos de lo que puede aparecer.
¹ Henri Matisse, Régine Pernoud, 1953, Écrits et
propos sur l’art, p. 321.
Ernesto Guevara.
Anillo.
Plata y acrílico
Ana Mercedes Carvallo.
Broche.
Esmalte sobre malla de acero
Yolanda Sucre.
Collar.
Plata y postales antiguas
Fuente. PRODAVINCI