lunes, 26 de septiembre de 2016

La Joyería de Hermann Junger

     Durante los últimos cuarenta años, la elaboración de joyería se ha vuelto  cada vez más rica y diversificada así como la dependencia tradicional de los metales preciosos y gemas ha aumentado, también es muchas veces repudiada.

     Después de la segunda guerra mundial, los artistas joyeros cada vez más y más han dado un vuelco hacia conceptos intelectuales y artísticos como puntos de partida para provocar una revisión del rol de la joyería en sí misma así como la relación entre el creador y el usuario.

Collar, 1979
Oro, plata, Tombak (aliación de bronce con cobre y zinc), esmalte


     Artistas joyeros del Norte de Europa y de Estados Unidos guiaron el camino, y en Alemania Hermann Junger (n. 1928) ejerció una fuerte influencia en el desarrollo de la Joyería Contemporánea como artista y mentor.  Como uno de los orfebres de primer nivel de Alemania, la joyería innovadora de Junger así como su inspiradora forma de enseñar tuvieron una influencia de gran alcance, no sólo en su país sino también a través de Europa y Estados Unidos. 

  Como orfebre experto técnicamente entrenado en la tradición alemana, Junger violó deliberadamente la práctica aceptada  con el fin de dar lugar un alcance de la orfebrería más amplio y así abrir nuevos caminos para las nuevas generaciones de artistas joyeros. Su interés primario fue cambiar el foco de la joyería alemana, de la producción de superficies lisas y engastes precisos y para tomar parte en la  creación total de sus propios diseños. 

     A pesar de ser técnicamente un experto, Junger desarrollo un estilo que delineó su salida de las prácticas estandarizadas mediante la toma de licencias artísticas deleitándose incluso con las imperfecciones y un grado de aleatoriedad en las composiciones. Junger se concentró en el "acto de crear" porque sentía que era una parte crucial de la experiencia humana que cada vez estaba volviendo menos común.  La analogía que ilustra concepto alternativo de Junger es la del contraste entre un jardín bien cuidado y la energía efusiva y la belleza natural sin trabas de flores silvestres en un prado.

     Hermann Junger, el mayor de tres hijos, nació y creció en la ciudad alemana de Hanau, cerca de Frankfurt, conocida como la "ciudad de la joyería noble" por su larga tradición de orfebrería. Tales tradiciones se promovieron en la década de 1930 como parte de la exaltación nacionalista de "la familia, la sangre, el país, y la artesanía", así cada evento artístico o exhibición en Hanau reflejan la presencia de la tradición de la orfebrería. Como resultado, cuando era un niño que consideró la orfebrería como otra simple palabra para "arte" y a un orfebre como alguien que, en primer lugar, dibuja o esculpe. Junger declara que como es natural identificó su interés en el dibujo con el arte de la orfebrería, pero no lo hizo apreciar por completo la cantidad de tiempo y entrenamiento práctico que demandaba la orfebrería. La determinación de Junger para realizar sus ambiciones artísticas a través de la artesanía como medio lo cual no sólo afectó su propia carrera sino que también influyó en el estudio contemporáneo de la joyería en la era de la posguerra. 

Collares, 1957 
Oro, esmalte. piedra de luna, ópalo, cornalina 

     En 1947, a la edad de diecinueve años, Junger se incribe en la Staatliche Zeichenakademie (Academia de Dibujo de Estado) en Hanau, fundada en 1772 para formar a orfebres en el uso del oro y la plata con énfasis en el diseño entendiendo que esta formación tendría que seguir con el aprendizaje práctico. En el momento de la asistencia de Junger, la academia de dibujo acaba reanudado las clases en el sótano de una casa bombardeada, con cursos enfocados casi por completo en dibujo, pintura y escultura ya que la mayoría de las herramientas de orfebrería habían desaparecido con la guerra y no existían metales apropiados disponibles. Como resultado, Junger aprendió a realizar sus diseños a través de dibujos a pluma y tinta que posteriormente servirán como guías para su trabajo sobre el metal, práctica que mantuvo a lo largo de su carrera y que después se extiende para incluir acuarelas.

     Cerca del final de sus estudios en 1949, el énfasis de enseñanza en la academia de dibujo comenzó nuevamente con los estudios de trabajo sobre metales tradicionales, con un incremento en la demanda de mayores habilidades manuales y conocimientos sobre metalurgia de los artesanos.  Para su consternación, Junger descubrió que sus aspiraciones de diseño superaraban sus habilidades técnicas, y los objetos que hizo no cumplieron con sus propias expectativas. En sus palabras, "producir fue un fracaso y una decepción." Este fue un período crítico para Junger, quien, mientras más se esforzaba por aprender las exigentes técnicas para trabajar los metales más insatisfecho se volvía con los métodos convencionales que desalentaban la innovación y la experimentación en favor de alcanzar la precisión técnica que enmascara el trabajo manual.  También rechazó el rol pasivo del orfebre como técnico que se limita a cumplir los diseños de otros y se puso a favor del creador-artesano proactivo que hace sus propios diseños y los ejecuta el mismo. Este punto de vista recuerda al del "artesano ideal" propuesto por el innovador diseñador británico William Morris (1834-1896) un siglo antes. En palabras de Junger, un verdadero orfebre es "un hombre que combina las dos grandes posibilidades -Pensamiento y Acción- en una profesión creativa. Él [es] una persona unificada, sin divisiones, y en esta unidad encuentra el significado y la armonía de su existencia". 

     Después de recibir su certificado como de "hombre de jornada", Junger pasó sus años de aprendizaje viajando través de Alemania, tomando trabajos en talleres y estudios de diseño de fábricas en Bremen, Hamburgo, Heidelberg, und Geislingen.  A través  de estas experiencias, su descontento con la separación entre el diseñador y el fabricante creció, pero Junger descubrió que no estaba solo en su deseo de unir el proceso artístico con la producción. Incluso antes de Junger comenzara sus estudios en Hanau, en 1946, existían dos academias en Munich -una para las bellas artes, la otra para las artes aplicadas-, se habían unido para formar una escuela de arte integral en el nivel universitario, la Akademie der Bildenden Künste (Academia de Artes creativas ). 

     En 1953 Junger comenzó a estudiar en la Academia de Munich Franz Reichert (1904-1991), uno de los orfebres más importantes de Alemania. Un filósofo, educador, y artesano, Rickert ha jugado un papel importante en llevar a la existencia a la nueva academia, contribuyendo directamente a hacer de Munich  un centro contemporáneo importante del trabajo con metales. Como director del programa de orfebrería en la academia de Munich, Rickert dejó su huella no sólo en Junger sino en más de 150 orfebres y plateros, muchos de los cuales más tarde alcanzarían un status internacional. Como resultado de ello, la enseñanza de Rickert finalmente fue para ejercer un impacto más profundo de lo que lo hizo su considerable producción de objetos en plata y metales no ferrosos, que incluye utensilios de uso cotidiano e instrumentos litúrgicos, además de joyas. El estímulo de Rickert sobre el individualismo de sus alumnos y sus experimentos para encontrar su propia expresión anunció cambios en la actitud de la comunidad de la joyería con respecto a la naturaleza del orfebre y su obra. Su prominencia como un artesano experto alemán dio legitimidad a la nueva dirección emprendida por jóvenes artistas como Junger. 


                                        Broche 1967                             Dibujos para broches de 1967
                                    Oro, plata, esmalte                                   Acuarela


     Rickert fomentó los enfoques innovadores de Junger y trató de entrenar a su ojo, refiriéndole a ejemplos de la excepcional joyería histórica, así como a los museos de arte moderno en Munich con el fin de ilustrar que "hacer" es mucho más complejo que simplemente alcanzar la perfección en la técnica. Junger pronto comenzó a experimentar con las formas de joyería con mayor libertad de composición, a menudo audazmente ofrecía una apariencia "sin terminar" que se apartaba radicalmente de los exigentes estándares de la práctica de la orfebrería tradicional alemana. Junger menudo citaba la frase de Rickert: "el artesano contemporáneo debe darse cuenta de que está en peligro de convertirse en un especialista en artes y oficios sobrevalorando lo técnicamente perfecto a costa de descuidar lo artístico."


Broche, 1967
Oro, rubíes, ópalo, cornalina, lapislázuli, esmalte


     Buscando paralelismos históricos por su creencia de que había algo más en la creación de objetos que la mera destreza manual y conocimientos técnicos, Junger buscó textos sobre el arte de la orfebrería. Por ejemplo, descubrió el Schedula Diversarum Artium, escrita por el monje del siglo XII Teófilo Presbítero sobre orfebres de la Edad Media, tomando nota de que durante ese tiempo no había ninguna distinción entre los artistas y artesanos. Junger también utilizó el Presbítero para expandir su conocimiento práctico a través de los capítulos que cubren prácticamente todas las técnicas de la orfebrería como el baño de oro, soldadura, engaste, el trabajo de niello, repujado con instrucciones precisas y procesos que encontró perfectamente válidos. En los escritos del orfebre italiano del renacimiento Benvenuto Cellini (1500-1571), Junger también encontró apoyo para el argumento de Rickert: "la fuerza de los viejos artesanos radicaba fundamentalmente en la falta de división entre su "pensar" y "hacer", [y que] todos los objetos hechos por sus manos, tanto técnicos como artísticos, parece haber evolucionado por el crecimiento natural. Junger, como Rickert antes que él, puedo muy bien haber reaccionado contra el papel marginado del artesano y el objeto hecho a mano en medio de una Alemania que hacía énfasis en la producción masiva de la sociedad de consumo creado por el milagro económico de la posguerra. Junger, como artista-artesano, se centró en el acto de hacer de promover la diversidad como un medio, la individualidad, el pensamiento y la habilidad. A través de su joyería, Junger encontró caminos significativos para reconectar la creación el pensamiento, reemplazando el anonimato del producto producido en masa, por la propia mano de obra del artesano, forjando un vinculo más humano entre el usuario y el creador. 

Serie colgante 1980-1983
Oro, plata, bronce, hematita, pizarra, tombak, esmalte, vidrio, piedra,
cristal de roca, niello (aleación de plata, cobre, plomo y azufre) , plástico, marfil


     A medida que las habilidades de Junger como orfebre continuaron creciendo, se fue haciendo más confiado en su habilidad para cumplir con sus intenciones artísticas. Un collar de 1957 típico de sus primeros trabajos es un reflejo del esfuerzo de Junger por restaurar la espiritualidad de la artesanía de la orfebrería rechazando la helada perfección de los objetos altamente acabados. A pesar de que Junger consideró que tenía que trabajar en contra de las reglas con el fin de crear su arte, siempre estuvo consciente de que la joyería no era una escultura abstracta sino que tenía que ser usada (vestida). Usando materiales como oro de alto quilate combinado con gemas, Junger posicionó la individualidad de las piedras de luna, rubíes y zafiros  sobre el collar de rudo acabado como si fueran elementos de la paleta de un pintor. Junger declaró: estas gemas no son colores que uno puede mezclar deliberadamente como un pintor lo haría, ellas existen como son. La paleta es limitada, pero al mismo tiempo, abierta a infinitas combinaciones, a condición de que uno no permita que su valor comercial dificulte o inhiba la selección." Al agrupar el surtido colorido de piedras preciosas, Junger trató de lograr un atractivo artístico que encontró más valioso que el "valor comercial de las gemas [a través de] su alto pulimento, el peso e impecabilidad". Además del uso de las gemas para obtener variaciones del color al azar, el collar ejemplifica la manera pictórica de Junger con líneas cinceladas, puntos, guiones que recuerdan a sus dibujos. En este collar, como en todas las piezas posteriores, Junger dejó su sello distintivo, un pájaro en relieve, como elemento de composición y firma personal. 

     Cuando el trabajo de Junger fue mostrado por primera vez en el Múnich Handwerkskammer en 1960, éste causó una gran controversia entre la comunidad de orfebres tradicionales. Algunos de sus colegas lo acusaron de burlarse del arte de la orfebrería, tomándose demasiadas libertades con su tratamiento de materiales y de permitir que aparezca la artesanía. Ellos señalaron el hecho de que se dejara visible la soldadura, que se permitió dejar las irregularidades en el metal y que las piedras parecían estar agrupadas al azar. Junger recordaba con agradecimiento el apoyo que recibió de Walter Mersman (1901-1973), un conocido escultor y joyero que trabajaba en Worpswerde, una colonia de artistas en el norte de Alemania, que entendió y respetó el nuevo potencial estético y formal de la obra. Mersman comparó la energía y la belleza de la joyería de Junger a el de un prado salvaje, argumentando que ello debe ser respetado tanto como "el con cuidado césped inglés. " Teniendo la analogía "prado" en mente, uno puede vívidamente relacionar el crecimiento desenfrenado del diente de león, los cardos y otras flores con el colorido de los esmaltes y gemas de Junger y con su profusión de formas largas y cortas, elegantes y nudosas, lisas y rugosas. 

     Al mismo tiempo que su aceptación se hacia más grande en Alemania, Junger disfrutó de un reconocimiento internacional cada vez mayor. También se convirtió en un escritor persuasivo sobre la naturaleza de la creación, y la publicación de sus artículos aumentaron su influencia colocando a la joyería contemporánea sobre una base más firme. El trabajo de Junger fue exhibido cada vez más fuera de Alemania, y su trabajo e ideas se difundieron a través de un gran viaje con un programa de conferencias que incluyó a Japón, Australia, África del Sur, y los Estados Unidos. Por invitación de Robert Ebendorf en diciembre de 1982, más de 450 joyeros, orfebres, profesores y coleccionistas se reunieron en el campus de la Universidad Estatal de Nueva York, New Paltz, para ver la primera exposición de la obra de Junger en América y para oírlo hablar. Títulado "1 + 8", la exposición incluyó obras de Junger y ocho de sus estudiantes.  Junger diseñó mostradores especiales para colocar sus propias obras, muchos de los cuales fueron presentados en las relaciones intrigantes con sus dibujos. Característicamente, los dibujos fueron resaltados con un resumen, y palabras como "Tomabk" u "Oro" servían como señales hacia sus trabajos terminados.  

     A pesar del aspecto nuevo de su joyería, mucha de la inspiración de Junger se remonta a la joyería románica.  En el uso individualista de materiales que caracterizaron a los joyeros románicos,  Junger reconoció "una espontaneidad que se había perdido en el diseño de joyería europea".  Tomando la joyería románica como modelo, Junger utilizó una paleta de coloridas gemas y esmaltes y preservó las irregularidades causadas por el trabajo en las superficies. 

     Los primeros trabajos de Junger incluyen una serie de collares y dijes que obtuvieron su vitalidad de antiguos artefactos tribales y ritualistas. Él por lo tanto, siguió el camino de destacados artistas del siglo XX como Pablo Picasso, Max Ernst y aquellos del Die Brucke (el puente) y el Blanc Reiter (El jinete azul) que también estimularon su trabajo con la energía bruta de imágenes tribales y rituales antiguos dispositivos. El uso de objetos fetiche de los pueblos tribales como fuente de material artístico representó nuevos caminos para el orfebre alemán haciendo uso de ellos a lo largo de su carrera para combatir intelectualización de su obra. Junger afirmó que si bien algunas joyas necesita gran precisión y delicadeza, existía otra categoría de joyería, que el prefería y cuya vida derivó de  su cruda energía y su propia falta de perfección. 



Brooches, 1977-78
Silver, tombak




     Uno de los grandes retos de la nueva generación de artistas de la joyería de la posguerra fue la de sostener la espontaneidad de la inspiración artística, a pesar del proceso que consume tiempo de trabajo de orfebrería. A este respecto, Junger se convirtió en un artesano capaz de traducir la libertad y la emoción de sus dibujos en la joyería con gran fluidez. Es irónico que Junger necesitara la precisión de la orfebrería tradicional para darse cuenta de su fluida imaginería sobre el metal. Cuando comparamos lado a lado sus dibujos y su joyería, es evidente la fidelidad con que capturó la ligereza y la animación de sus trazos de la pluma, a pesar de la dificultad de traducir las cualidades etéreas de sus formas inusuales en el metal. Su estilo de dibujo es fluido y tiene un flujo rítmico como su escritura. Aunque el trabajo de Junger debe poco a la influencia de otros joyeros contemporáneos, él reconoce el impacto significativo del pintor alemán Julius Bissier (1893-1965). En una entrevista de 1984, Junger explicó que las acuarelas de Bissier tenían una fluidez especial que él deseaba transmitir en su propia obra. Muchas de las pinturas íntimas de Bissier contienen formas abstractas que parecen flotar en la ingravidez de su propio mundo, una cualidad que se observa en muchos de los dibujos y acuarelas de Junger. Si bien son exquisitas obras de arte que pueden valerse por sí mismos, los dibujos de Junger también funcionan tanto como planos que a menudo contienen instrucciones técnicas relativas a los materiales y/o cierres para ensamblar las distintas secciones pequeñas en la composición más grande.

      El enfoque de Jung para la fabricación de joyas se basa en un principio aditivo de la construcción de una pieza a través de la agregación de elementos más pequeños. El proceso laborioso, complejo y largo del trabajo es evidente en collares distintivos de Junger, muchos de los cuales tienen un simple alambre circular de oro sin adornos que crea un sorprendente contraste con la complejidad visual del colgante. A pesar de su consumada mano de obra artesanal, Junger reniega de virtuosismo técnico para su propio beneficio, prefiriendo crear joyas que tienen inesperadas combinaciones formales realizados a partir de una multitud de pequeños segmentos de forma irregular. Junger explica que existen dentro de los procesos de creación espacios para lo desconocido, espacios que no pueden ser completamente controlados (él habla del "accidente controlado"), el resultado final siempre contiene elementos al azar.  

     A partir de la década de 1960, Junger extendió sus experimentos para la exploración de una amplia gama de materiales, en particular los esmaltes, que se utiliza como ornamento y el material de base. Los ejemplos incluyen broches y colgantes con composiciones pictóricas más compactas  que reflejan menos de la influencia románica con elementos individuales perdidamente conectados de su trabajo anterior. Él también sustituyó los engastes individuales de piedras que se plantearon desde el principio por esmaltes de colores para crear paisajes topográficos en miniatura. Una de las inspiraciones que  Junger menciona para este periodo es el pintor Pedro Bruning Dusseldorf (1929-1970), que fue muy popular en Alemania en la década de 1960.  El carácter gestual de su obra expresado a través de una maraña de pinceladas en cascada sobre un fondo tonal se asemejan a los patrones abstractos en los dibujos de Junger y sus joyas.

     En 1968, después de la fabricación de joyas por más de diez años, Junger fue galardonado con el prestigioso Ehrenring der Gesellschaft für Goldschmiedekunst (Premio Anillo de la Sociedad de Arte de la Orfebrería). Apenas con cuarenta años, Junger fue uno de los ganadores más jóvenes, y el premio era un voto de reconocimiento y aprecio por parte de sus compañeros de más edad en Alemania. En la entrega de premios, El Dr. Ulla Stover, director de la sociedad en ese momento, escribió: "el trabajo [de Junger] une elementos escultóricos, gráficos y colores poniendo  al  diseño y orfebrería en contacto con la obra de la naturaleza misma ". Este y otros votos de confianza anunciaban  el hecho de que orfebres alemanes  de edad avanzada reconocieron el papel de Jünger como un líder en la nueva dirección de la orfebrería alemana. 

Broche 1995
Oro

     Después de que Junger reemplazara a  Rickert como director del programa de la orfebrería en la academia de Munich en 1972, se convirtió en un maestro respetado y valorado cuya influencia, como Rickert,  se rivalizaba con el impacto de los objetos que él creó. Como profesor, trató de recrear su propio proceso de aprendizaje en sus alumnos. Visualizaba la capacitación de un orfebre como una oportunidad para el desarrollo propio y una experiencia de independencia personal. El programa general de Junger comenzaba con dos semestre de conceptualización más a manera del "Curso Preliminar" enseñado en la Bauhaus, antes de comenzar el proceso de elaboración de joyería. Lisa Spiros, una  joyera estadounidense que estudió con Junger a partir 1983-85, se refirió a este método de enseñanza como altamente beneficioso "proceso de desaprender." 

     A finales de 1970, Junger comenzó a utilizar metales no preciosos con regularidad, especialmente Tombak, que, como el bronce, es una aleación de cobre y zinc. Estos materiales ofrecieron  una nueva y excitante alternativa a los materiales preciosos así que Junger amplió su paleta para incluir combinaciones inusuales de materiales de oxidadas superficies, arandelas, alambres, varillas, estaño, ramas de coral, los pedacitos de hematita y jaspe sanguíneo, e incluso Plexiglás.  Para capturar un sentido de lo inesperado en otras obras de ese periodo, Junger creó broches y colgantes soldando una hoja de Tombak a una de plata; a continuación golpeó la hoja combinada en la parte posterior y presentó los golpes  salientes  en la hoja superior para revelar el metal por debajo de contraste y  para crear una serie de patrones de pincelada similar. 

     Junger también continuó inspirándose en una amplia gama de artefactos de las culturas no occidentales. Como resultado, Junger fue uno de los primeros en utilizar la forma de boomerang como un motivo importante en la joyería. En 1952 visitó Australia y ganó  un reconocimiento de primera mano por la franqueza y la vitalidad de objetos aborígenes y de decoración.  

     A finales de 1980, Junger creó una serie de collares con piezas intercambiables que permite al usuario configurar los componentes si lo desea. Los elementos incluyen cubos, cilindros y otras formas geométricas en marfil, esmalte, oro y plata, así como dos materiales preciosos y semipreciosos. Con estos diversos componentes, el usuario puede crear una combinación personal en constante cambio. En los trabajos tardíos, cuando la pieza no fuera usada, estaba diseñada para ser desarmada en un recipiente de color negro mate construido para recordar el aspecto compacto y anónimo de la "caja negra" de diseño industrial alemán.  La caja hace un contraste con su contenido de elementos diseñados de forma individual como en su ejemplo de 1987, donde hay una disposición casi matemática en el cual los colgantes  intercambiables  están alojados en áreas rebajadas rodeadas por el alambre delgado en el que han de ser usados. 

     En sus obras recientes, las formas de la joyería de Junger han sido variaciones de temas que lo han ocupado una y otra vez. Un Broche de 1994 en oro puro, por ejemplo, crea la variación y el interés a través de superficies elevadas que se asemejan a un paisaje desértico.  Existe una clara relación entre este último trabajo y los trabajos tempranos de Junger, las formas rectangulares irregulares, los elementos elevados y su colocación aparentemente al azar. En muchas obras recientes, sin embargo, las piedras preciosas y esmaltes de colores brillantes son reemplazados por tonos más apagados, a menudo creando la impresión de un paisaje abstracto que se ve desde una vista de pájaro e informada por el mundo natural en lugar de la joyería románica.

Caja de joyería con 11 colgantes geométricos intercambiables, 1987
Cable de oro, cristal de roca, hematita, jaspe rojo, calcedonia, crisoprasa, lapislázuli, ágata, plata chapada en oro

     La vida de Junger  continuó siendo una exploración de nuevas formas y fuentes de inspiración que se transforma en su joyería.  A lo largo de su carrera, Junger creaó joyas que refleja su compromiso reflexivo y respetuosos con el proceso de "creación" a través del cual se analizó y reaccionó al mundo que le rodea. Sus objetos animan al usuario / espectador a apreciar a través de los ojos del artista un mundo en el que todo puede poseer energía intrínseca y la poesía visual.  En palabras de Junger, "Sólo poco a poco, lo "nuevo" surge de una cuidadosa transformación de lo cotidiano y familiar. Para una pieza de joyería, el diseño de la portada de un libro medieval puede proporcionar inspiración instantánea, un desecho tonto una mayor distancia, ambos son factores son desencadenantes de la imaginación. 

FUENTE: https://www.ganoksin.com/article/jewelry-hermann-junger/

2 comentarios:

  1. Excelente iniciativa. Y super interesante. Gracias

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    1. Gracias Profesora. Espero poder compartir más cosas interesantes pronto :) Un abrazo grande.

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